We Missed Ourselves: Un viaje al corazón del emo en su primera edición en CDMX

El festival reunió a bandas icónicas del post-hardcore y emo, transportando a miles de fans a la época de su adolescencia. El evento dejó una huella nostálgica y promete convertirse en una tradición.




La primera edición del festival We Missed Ourselves en el Velódromo Olímpico se sintió como una máquina del tiempo que transportó a sus asistentes a la época dorada de Myspace, cuando las bandas de post-hardcore, emo y metalcore eran el soundtrack de muchos adolescentes. Lo que alguna vez fue inalcanzable para muchos, hoy se convirtió en una realidad: un evento donde las leyendas del emo compartieron escenario con bandas emergentes y consagradas, como Falling In Reverse, que cerró la jornada ante un público fiel que llegó desde temprano.


El ambiente desde el inicio fue de nostalgia y emoción contenida. Los primeros en subirse al escenario fueron Axty y Outline In Color, quienes, con sus potentes riffs y breakdowns, recibieron a los asistentes que comenzaban a llenar el recinto. Las filas para entrar, largas desde las primeras horas del día, apenas eran una muestra del fervor de los fans que esperaban ver de cerca a sus ídolos.


Entre los asistentes, las camisetas negras de bandas icónicas como Blessthefall y Escape The Fate destacaban en el mar de personas. Estos grupos no decepcionaron. Blessthefall ofreció uno de los momentos más intensos del festival, con su vocalista Beau Bokan bajando a cantar entre el público y liderando un imponente "wall of death". Escape The Fate, a pesar de algunos problemas técnicos que retrasaron su set, mantuvo la energía alta, aunque se notó la frustración cuando tuvieron que acortar su presentación, dejando a los fans deseando más.

Hawthorne Heights aportó un respiro emocional, transportando a los asistentes con canciones que definieron una época, como Ohio Is For Lovers y Niki FM. Sin embargo, el bajón de energía fue palpable tras el estruendoso show de Blessthefall y Fit For A King, lo que hizo que algunos aprovecharan para descansar antes de los actos más esperados.


Uno de los puntos álgidos de la noche fue la presentación de Killswitch Engage, cuya energía en el escenario contagió a todos los presentes. Temas como My Curse y The End of Heartache hicieron vibrar el Velódromo, y la banda se destacó por su dominio absoluto del público y un espectáculo visual que combinó perfectamente con su música, incluso bajo la ligera lluvia que comenzó a caer.




El momento más esperado fue, sin duda, la actuación de Falling In Reverse. Desde su llegada, el carismático Ronnie Radke capturó la atención del público, quienes coreaban cada una de sus canciones. Sin embargo, pequeños problemas técnicos volvieron a hacerse presentes, lo que molestó visiblemente al vocalista, aunque esto no impidió que entregara un espectáculo lleno de luces, fuego y humor irreverente.



El festival tuvo sus altibajos, desde los ya conocidos problemas con los precios elevados de la comida (¡saludos a los pastes Kiko por salvar el día!) y las eternas filas para pagar con tarjeta, hasta el caos de la salida debido a las inundaciones típicas del Velódromo. Pero a pesar de los contratiempos, We Missed Ourselves logró su cometido: revivir una época y reunir a varias generaciones bajo el mismo techo, con la promesa de que, como siempre, esto no era solo una fase.



El cierre a cargo de Alesana, bajo una intensa lluvia que parecía coreografiada con su dramática música, fue el broche de oro para una jornada épica. Los fans, empapados y emocionados, demostraron que el emo nunca muere, solo se transforma, y este festival, con sus mejoras, tiene el potencial de convertirse en una tradición anual que mantenga vivo ese legado.

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