Por: Ricardo Gutiérrez
El corazón de la Ciudad de México se convirtió en un escenario colosal, donde más de 80 mil almas se reunieron bajo el cielo estrellado para presenciar un concierto único. El legendario Fito Páez, icono del rock latinoamericano, ofreció una velada mágica en el Zócalo capitalino, donde su música se mezcló con las emociones de varias generaciones.
El día comenzó con incertidumbre, con un Zócalo casi vacío hacia las 15:30, pero las primeras notas del último soundcheck de Rey Pila anunciaron la llegada de algo extraordinario. A las 18:00 horas, El Juguete Rabioso encendió el ambiente con un repertorio cargado de energía, mientras que Rey Pila continuó con su propuesta sonora, preparando el terreno para el maestro argentino.
Fue a las 20:04 cuando el escenario se iluminó y los primeros acordes de El amor después del amor desataron la euforia de la multitud. Fito Páez, con su inconfundible carisma y pasión, llevó al público por un recorrido musical que abarcó más de 40 años de carrera, con temas como 11 y 6, Tumbas de la gloria, Un vestido y un amor, y Yo vengo a ofrecer mi corazón.
“¡Qué hermosura! Está explotadísimo. Estamos en contacto con todos, acá no se olvida a nadie”, expresó Páez conmovido, mientras la multitud coreaba cada palabra.
La noche alcanzó su clímax con Mariposa technicolor y Dale alegría al corazón, dejando al público en un estado de alegría y nostalgia. El Zócalo, que ha sido testigo de grandes momentos musicales, vibró con la energía y la conexión única que solo un artista como Fito Páez puede lograr.
Este concierto, reprogramado tras un accidente doméstico que pospuso su fecha original, se convirtió en una celebración de la música, la vida y el amor. Con saldo blanco y miles de corazones latiendo al unísono, la velada quedará grabada como uno de los eventos más memorables en la historia cultural de la Ciudad de México.
Comentarios
Publicar un comentario