La noche del 11 de diciembre, La Maraka fue testigo de un encuentro especial entre Inspector y su público en la Ciudad de México. La icónica banda regiomontana, pionera del ska mexicano desde 1995, presentó un concierto íntimo que distó de la fiesta explosiva típica del género para convertirse en una experiencia cercana, emotiva y reflexiva, sin perder la esencia de su sonido.
Desde antes de ingresar al recinto, los asistentes notaron la presencia de mercancía alusiva al evento, destacando entre los artículos el peluche oficial de Big Javy, uno de los miembros más carismáticos de la banda, que rápidamente se convirtió en objeto de deseo y souvenir para los fans.
El espectáculo comenzó puntual en la tarde-noche, ante una asistencia considerable que fue desde jóvenes seguidores hasta nostálgicos de toda una vida. A diferencia de los shows tradicionales de Inspector, donde el slam toma el control, esta ocasión invitó a la audiencia a disfrutar desde su mesa, con un ambiente más sosegado que permitió apreciar las letras, los arreglos y la complicidad entre la banda y su público.
El repertorio fue un recorrido por distintas épocas y emociones del ska romántico y festivo de Inspector, iniciando con “Luna” para calentar motores, seguido por éxitos como “Sin rencor” y un momento especial con “Bésame mucho” —durante el cual el vocalista Big Javy bajó del escenario para convivir con la audiencia, compartiendo miradas y sonrisas que transformaron la canción en un diálogo íntimo entre artista y fan.
La puesta en escena fluyó con temas que mezclaron ritmo y profundidad sentimental: desde “Inspiracional”, “Deja ya de mentir” y “Otra vez”, hasta piezas más introspectivas como “Como te extraño” y “Noviembre”. Canciones como “Serpientes y escaleras” y “Como un sol” reforzaron el punto medio entre celebración y reflexión, recordando la evolución de Inspector a lo largo de tres décadas.
El setlist también incluyó momentos de energía contagiosa con “Y que”, “Amnesia” y “Me estoy enamorando”, para cerrar con clásicos que pocas veces se presentan en este formato — entre ellos “Grita” y “Pasa la vida”, antes de culminar con “Amargo adiós”, un himno del ska mexicano que selló la velada con una ovación sentida por parte de toda la audiencia.
Lo que hizo único este concierto fue, precisamente, la atmósfera: un Inspector menos explosivo físicamente, pero igual de poderoso emocionalmente, que logró en La Maraka una conexión directa, casi familiar, con cada persona presente. Fue una celebración donde la cercanía prevaleció, reafirmando por qué Inspector sigue siendo uno de los pilares del ska nacional.




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