The Rasmus en CDMX: nostalgia y energía revitalizada en el Velódromo Olímpico

La banda finlandesa encendió al público con clásicos reinterpretados y momentos íntimos como el acústico de Sail Away, en una noche inolvidable que recorrió lo mejor de su legado.


Por: Ricardo Gutiérrez 


La noche cayó sobre el Velódromo Olímpico de la Ciudad de México y, con ella, una expectativa que llevaba años acumulándose entre los seguidores mexicanos de The Rasmus. Desde las 7:00 de la noche, las puertas se abrieron para recibir a un público que, camiseta negra y nostalgia a cuestas, sabía que estaba a punto de reencontrarse con una banda que marcó una época.

A las 8:30 en punto, la banda abridora Monde tomó el escenario, calentando motores con un set que fue poco a poco envolviendo a los asistentes y preparando el terreno para lo que vendría después. Para las 9:30, sin retrasos y con precisión casi nórdica, las luces se apagaron de nuevo y el rugido del público anunció la llegada del acto principal.

The Rasmus apareció entre sombras y gritos, arrancando el concierto con Rest in Pieces, seguida de “Guilty” y No Fear, estableciendo desde el inicio un puente directo entre el pasado y el presente de la banda. A lo largo del show, se notaron arreglos especiales en canciones clásicas, pensados no solo para refrescar el repertorio, sino para mantener al público en constante interacción, coreando cada verso como si el tiempo no hubiera pasado.

La voz de Lauri Ylönen deja entrever los años y las batallas de escenario, pero lejos de restar, suma una capa de honestidad al show. Su entrega fue total: recorrió el escenario de extremo a extremo, levantó los brazos, incitó al canto colectivo y demostró que la energía sigue intacta, incluso cuando la voz ya no es la misma de hace dos décadas.

Uno de los momentos más emotivos llegó con “October & April”, donde Emppu Suhonen brilló con frescura y sensibilidad. Su interpretación cautivó al público, que respondió encendiendo las luces de sus celulares, iluminando el foro en un instante íntimo y casi ceremonial. Emppu, entre coros y sonrisas, reafirmó su conexión con los fans mexicanos.

El bajo de Eero Heinonen no pasó desapercibido. Además de sostener la columna vertebral sonora del concierto, se tomó momentos para expresar su admiración y cariño por el público mexicano, una audiencia que no dejó de responder con ovaciones y aplausos constantes. La banda, visiblemente conmovida, agradeció en repetidas ocasiones la entrega del público.

El set avanzó con fuerza y nostalgia: First Day of My Life, “Not Like the Other Girls”, F-F-F-Falling e In the Shadows fueron recibidas como himnos generacionales, cantadas de principio a fin. Cada canción parecía activar un recuerdo distinto entre los asistentes, quienes no dejaron de saltar, cantar y levantar los puños.

Tras “Weirdo”, el grupo se retiró brevemente del escenario, solo para regresar con un encore que bajó las revoluciones y tocó fibras profundas. “Sail Away (Acoustic)” fue interpretada por Lauri completamente solo, acompañado únicamente por las luces de los celulares del público. El Velódromo quedó en silencio respetuoso, transformándose en un espacio íntimo donde miles de personas compartieron una de las canciones más entrañables de la banda.




El cierre llegó con “Love Is a Bitch”, devolviendo la potencia eléctrica y marcando el final de un concierto que concluyó alrededor de las 11:00 de la noche, dejando la sensación de haber sido testigos de una banda que, aunque ha madurado, sigue conectando profundamente con su audiencia.

Setlist – The Rasmus en CDMX

  1. Rest in Pieces
  2. Guilty
  3. No Fear
  4. Time to Burn
  5. Justify
  6. Bullet / Still Standing / Shot
  7. Break These Chains
  8. Immortal
  9. October & April
  10. First Day of My Life
  11. Creatures of Chaos
  12. Not Like the Other Girls
  13. F-F-F-Falling
  14. Banksy
  15. Livin' in a World Without You
  16. In My Life
  17. In the Shadows
  18. Weirdo

Encore:
19. Sail Away (Acoustic)
20. Love Is a Bitch

The Rasmus no solo ofreció un concierto; entregó una reafirmación de su vínculo con México, un país que los ha acompañado a lo largo de su historia y que, una vez más, respondió con el corazón en la garganta y la voz al máximo.

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